La importancia de limpiar el sistema de refrigeración de tu motor

La limpieza del sistema de refrigeración de un motor puede parecer complicado para los que no están acostumbrados a realizarla. Sin embargo, esta tarea no resulta tan difícil como lo parece, y simplemente necesitamos seguir los pasos con precisión. Hoy te explicamos por qué es importante limpiar el circuito de refrigeración y cuáles son las etapas a seguir para poder lograrlo de la forma más eficaz. 

El sistema de refrigeración de un motor es un sistema bastante complejo pero esencial al buen funcionamiento del motor para evitar riesgos de sobrecalentamientos susceptibles de causar daños irremediables en el motor.

Al arrancar, el motor sube rápidamente en temperatura para funcionar correctamente y para evitar un exceso de consumo de combustible. Las piezas metálicas que componen un motor producen un calentamiento extremadamente importante que debe estar refrigerado obligatoriamente. La refrigeración permite evitar el sobrecalentamiento del motor con todas las consecuencias que esto conlleva: deformación de las piezas, perdida de potencia y uso prematuro del motor.

El sistema de refrigeración es muy sensible a la presencia de impurezas. Es frecuente que se estropee la bomba del agua por culpa de presencia de suciedad en el radiador del sistema de refrigeración. Debido a la innovación constante de los fabricantes de motor, las bombas de líquido refrigerante son cada vez más pequeñas y ligeras y tienen que evacuar grandes cantidades de calor. El líquido refrigerante se gasta y se ensucia. Esto influye directamente sobre el desgaste de la bomba del agua y sobre el rendimiento global del motor. 

Para conservar el sistema de refrigeración en un estado de funcionamiento óptimo, tenemos que limpiarlo con frecuencia. Cuando realicemos esta operación, es importante que utilicemos los productos adecuados para así conseguir los mejores resultados. 

Aquí te explicamos cuáles son los pasos a seguir para la limpieza del sistema de refrigeración de tu motor:

  1. Limpieza y purga del líquido de refrigeración: en esta etapa vaciamos el líquido de refrigeración (en el caso de presentar impurezas) y limpiamos el tanque.

    Las impurezas pueden ser:

    • Aceite (junta de la culata defectuosa)
    • Óxido (corrosión interna del motor)
    • Aluminio (corrosión interna del radiador)
    • Sustancias extrañas (aditivos/sellantes)
    • Partículas extrañas (bomba de refrigerante defectuosa)

    Observamos el estado del tanque para reemplazarlo por uno nuevo en el caso de que sea necesario. Si el refrigerante presenta impurezas, éste deberá purgarse y después deberá lavarse el sistema de refrigeración.

  2. Limpieza del radiador: Es importante lavar las mangueras de refrigeración inferior y superior. Al terminar la limpieza, el agua que pasa por las mangueras tiene que ser clara y no presentar partículas ni residuos. 
  3. Lavado del bloque motor y del intercambiador de calor: Para este paso, es necesario también que el agua que salga de allí sea clara y limpia. 
  4. Una vez que todas las piezas están limpias, volvemos a montar y conectar cada sistema entre sí. 

¡Ojo! Hay que verificar que todo esté bien conectado. Una vez las conexiones realizadas con éxito, volvemos a rellenar el sistema de refrigeración con el refrigerante adecuado y recomendado por el fabricante. El último paso y no menos importante, sería el de purgar el aire. Cada vez que realicemos la limpieza del sistema de refrigeración, tenemos que sacar el aire del interior del circuito para que solamente esté lleno de líquido. Si no realizamos esta operación, es muy probable que el motor no se enfríe correctamente. 

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